
Cada vez me cuesta más fotografiar el Primero de mayo. Supongo que nos pasa a todos. La rutina y la falta de tensión en todo el evento no ayudan.

Parado sobre el escenario veo a los representantes del gobierno - ministros, legisladores, directores de entes - recibir la lluvia de críticas y la otra, la que moja, con estoicismo. El senador Carlos Baraibar, por ejemplo, escuchó, sentado en la primera fila del sector reservado a los invitados, durísimas palabras contra el líder de su sector, Danilo Astori. Durísimas. En un momento, sacó una libreta y comenzó a tomar notas, como si preparara una respuesta.

María Simón estaba sentada poco más acá de un enorme cartel que pedía la renuncia del directorio que preside. Si no recuerdo mal, el reclamo fue reiterado a viva voz desde el estrado, cuando se leyó un comunicado de SUTEL.
La foto en la que aparece conversando con Abdala me la señaló Iván. La directora de ANTEL parece haber llegado en una marcha de ASCEEP-FEUU de los años ochenta. No lo digo irrespetuosamente. En verdad, me gusta que nuestros gobernantes sean así, al menos algunos de ellos. No se cuánto durará. Ni cuantos seguirán aceptando la invitación a la penitencia de ser criticados con dureza, frente a la multitud y sin posibilidad de réplica.
El conflicto entre SUTEL y la empresa que Simón dirige se resolvió pocos días después y quizás esa conversación tuvo algo que ver.